Acompaña Madre Soledad el dolor de Madre Gracia Vinuesa quien en esos días acaba de perder a su padre. La exhorta a “pedir por él con tranquilidad y fervor…porque tanto en esto como en todo, debemos estar dispuestas y preparadas para lo que el Señor disponga de nosotras. Refuerza Madre Soledad su cercanía con la evocación de las Hermanas “que aquí ya lo saben, lo encomiendan a Dios y le mandan el pésame”.


A Jesús por María

Siervas de María. Chamberí


Madre Gracia Vinuesa,
Superiora de Valencia
8 de marzo de 1880
 

Mi apreciable hija Sor Gracia:
Salud en nuestro Señor Jesucristo. Tengo presente la de usted y veo que al fin recibió la noticia del fallecimiento de su señor padre (que en paz descanse). Yo, francamente, no pensé que tiraría tanto, pues tal vez hará ya un mes que supe le dieron la Santa Extremaunción y el señor don Mariano le leyó la recomendación del alma, según carta del señor don Mariano, mas me añadió que además de su gravedad del ataque, del que todos no creían que saldría, se encontró al día siguiente tan listo como si tal cosa tuviera, y como no he vuelto a saber nada, no creí conveniente el nombrárselo a usted ni dar la noticia, pero sí esperaba que cualquier hora vendría su fallecimiento, conque hija mía en el Señor, tanto en esto como en todo, debemos estar dispuestas y preparadas para lo que el Señor disponga de nosotras.

Ya sabe usted, hija mía, que con sentirlo y llorar, no se les alivian las penas a los difuntos, sino con sufragios y oraciones; pues aunque el sentirlo es natural, a un padre, que después de Dios nos dio el ser, sin embargo a las personas que tuvimos la dicha de encomendarnos y consagrarnos al servicio de Dios nuestro Señor, nos pide nuestro celestial Esposo otra santa conformidad con sus divinas disposiciones. Conque ánimo y a pedir por él con tranquilidad y fervor. Aquí ya lo saben las Hermanas y lo encomendamos a Dios y le mandan el pésame.

Con respecto a la salida de estas Hermanas, ya le avisaré un día de estos, entre tanto procure usted tener preparada la postulante y esa que le debe acompañar que, me parece bien que sea una profesa. Entre tanto, de las que van puede usted disponer de ellas para la asistencia al instante y me parece darán gusto. Son una profesa y una novicia, yo quisiera fueran las dos profesas, pero ahora no puede ser, pues debo relevar a las que ya debían profesar y que están en varios puntos y tengo que repartir a las cinco que profesaron el mes pasado, y aquí no quedan más que las de siempre y novicias que, con las postulantes, nos vamos pasando, y, por otra parte, pidiéndonos Hermanas para varias fundaciones.

Pidamos de veras a Sen José que en este mes suyo, en que sus devotos tanto se esmeran en obsequiarle, nos alcance del Bendito Niño que tiene en sus brazos, florezca nuestra Congregación, así como floreció su vara, y que todo sea para la mayor honra y gloria del Señor, incluso llevar adelante la obra de la casa de la que tenemos los planos en nuestro poder, pero que no sabemos cómo ni cuándo se dará principio a las cosas, pues solamente el terreno que el Ayuntamiento nos obliga a comprar costará cerca de cuarenta mil reales.

En fin, Dios nuestro Señor, si es su santísima voluntad lo arreglará todo como convenga mejor, entre tanto que nosotras no nos descuidemos en pedírselo y trabajar de nuestra parte para buscar los medios materiales después de los espirituales.

Nada más se me ocurre que expresiones a todas las Hermanas y extensivas de éstas, y para todos los consabidos y al Padre Juan y familia. Y la incluyo unas tarjetas para que cumpla de nuestra parte con algunos Pepes el día de San José, y para usted lo que quiera del Padre y de ésta que la aprecia y acompaña en el sentimiento justo, su afectísima Madre.

Soledad Torres